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capitulo 1

El Gran Evento

Era un día frio en Berk, es decir, siempre es frio, pero ese día el frio se sentía más, lo que era extraño pues estaban a mitades de junio, se escuchaban los siseos en la nieve producido por uno que otro dragón pequeño, y las casas permanecían mudas, inmutables, cabe decir que ya era hora de salir, pues la clase había empezado hace un buen rato, Hipo se levanto rápidamente y grito: -¡chimuelo, ya es hora, debiste despertarme!- a lo que el furia nocturna solo emitió un graznido, quizá ese frio era demasiado para él, el joven vikingo atizo a ponerse su bota en el pie, en el único que tenia, y procedió a intentar hacer que chimuelo se levantara, pero era inútil, el furia nocturna parecía pegado al suelo, en un movimiento rápido hipo salió de la casa y bajo corriendo el camino, con su prisa no se fijó en los efectos que se produjeron en las gradas por las bajas temperaturas y en medio del camino resbalo y cayó al piso golpeándose fuertemente, quizás el golpe lo despertó, o quizás fuese el gran dolor de cabeza, pues rápidamente recordó que había dejado el casco en la casa, y de ahí a recogerlo seria como haber hecho doble viaje, pero, era su casco, y era lo único que le quedaba de su madre, así que retomo la vía y regreso a la casa, subió al cuarto lanzándole un: “chimuelo, dragón malo”, al darse de cuenta que este estaba mordisqueando el casco; se dispuso a forcejear con el reptil y entre frases que cualquiera le diría a su dragón para que soltara un casco, logro quitárselo, y nuevamente salió de la casa, e intento llegar a la academia, cuanto más se acercaba, mas escuchaba el murmullo de la gente observando, pues ese era el día, era su día y pensar que chimuelo no estuviera ahí para verlo, se suponía que la entrada seria de él sobre un furia nocturna, el furia nocturna, pero ahí estaba, aun despeinado y con el casco cubierto de baba de dragón; entró por la parte inferior y se encontró con Astrid, la cual le infirió: -¿y tu dragón?-, hipo contesto amargamente mientras se limpiaba el traje: -oye, no me hables de él, ¿sabes que hizo?, se le olvido despertarme, no me trajo hasta acá y lo peor es que estaba mordisqueando mi casco, ¡mi casco!, creo que me va a terminar volviendo loco- Astrid le contesto sarcásticamente: -tranquila mama, quien te oyera diría que no quieres a tu dragón.-, Hipo contesto calmándose: -no, no es que no lo quiera, solo que, aaah, olvídalo, fui un tonto, y me porte groseramente, probablemente está enfermo y yo aquí, quejándome.- Astrid planeaba reconfortarlo pero Estoico, con voz grave dijo: -bueno, hipo, estamos aquí, ha llegado el día, y esta es la hora.-

-Primero que todo, gracias por venir, veo que está aquí el consejo, bien…- dijo tragando saliva hipo –…bueno, todos asistieron, aaa…- (continuo nerviosamente,) – bueno, sin más preámbulo, doy por comenzada la exposición de dragones.- finalizo hipo levantando el brazo, posteriormente todas las graderías saltaron creando un griterío que se escuchaba hasta la ahora abandonada casa de Mildew. Cuando sintió la gran aclamación, hipo respiro y se dirigió donde estaban sus amigos, y todos estos llegaron a felicitarle, cada quien a su manera, Patan, por ejemplo le dijo con algo de arrogancia: -créeme, yo lo habría hecho mejor-, y todos compartieron la felicidad de dar comienzo a este evento que marcaria la historia completa para los vikingos, claro, si no ocurría algo que lo detuviera…

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